MI VOTO
Llevo cuatro días enfadado, mirando la tele. Desde el jueves, no puedo hacer otra cosa que mirar la tele, escuchar la radio y leer los periódicos. Me alegro de haber votado por correo, porque así pude decidirme antes de que pasara todo y no he cambiado el sentido de mi voto. Lo mandé hace una semana. Me costó mucho decidirme, y sobre todo entender cómo se hacía. Necesité una mañana entera, la mañana de reflexión. Primero elegí el de las elecciones de Andalucía. Tenía más de diez papeletas diferentes, así que cogí tres y las metí en el sobre. Luego hice lo mismo con las del Congreso de los Diputados. Las del Senado fueron diferentes. Desde el primer momento, me sentí identificado con el Partido de la Gente Agobiada y Cabreada, así que taché todas sus cruces. Pensé que sería gente muy honesta, y para elegirlos a ellos no me hicieron falta mítines, ni eslogan. Luego taché todas las cruces de un partido que tenía como logotipo un retrete. Y a continuación taché las casillas de los partidos republicanos y los de izquierdas y ecologistas. Para el final dejé el PP y las diferentes modalidades de la Falange, porque eran un poco confusas. Me gustó ver la papeleta salmón con todas las casillas tachadas, y más ahora que sé que habría cambiado el sentido de mi voto, que habría seleccionado las papeletas y las casillas del PSOE para impedir que el PP volviera a ganar las elecciones. Pero habría sido dejarme guiar por el voto útil. Me alegra haber votado por correo, sobre todo ahora que sé el resultado de las elecciones.
El viernes no pude ir a la manifestación. El jueves sí estuve en el Bulevar, y allí me encontré a C, una amiga de la facultad de Sevilla a quien llevaba sin ver varios meses. Tenemos que quedar. El viernes estuve en Guadalcázar y La Carlota. Lo pasé mal. Estuve hablando con familiares de las víctimas de Madrid, para hacer una información. Terminé tarde de trabajar, así que no pude ir a la manifestación. Pero el sábado estuve delante de la sede del PP, muy cabreado. Fue una concentración ilegal, como dijo algún político, aunque no ilegítima. Nadie nos tiene que legitimar para protestar en ningún momento. Nosotros los legitimamos a ellos, pero eso no significa que ellos tengan que legitimar nuestros actos. Nuestros actos los legitimamos nosotros mismos, que ya somos bastante legítimos.
Me he pasado toda la tarde viendo la tele, un poco cansado porque ayer salimos en Córdoba M., A., M.C., J., Á., que había venido de Madrid, y yo. Primero estuvimos cenando fuera y luego estuvimos en La Cuadra y Salsaya. Entrar a esos pubs debería estar prohibido, sobre todo por la música que ponen. Hay muchas músicas que deberían estar prohibidas, como la salsa, el merengue o toda la nueva música latina. No entiendo cómo a la gente le puede gustar. El otro día estaba en unos grandes almacenes y vi cómo varios jóvenes compraban discos de Bisbal. Me quedé sorprendido. Los grandes almacenes son el mundo real, así que debería ir más a menudo.
El viernes no pude ir a la manifestación. El jueves sí estuve en el Bulevar, y allí me encontré a C, una amiga de la facultad de Sevilla a quien llevaba sin ver varios meses. Tenemos que quedar. El viernes estuve en Guadalcázar y La Carlota. Lo pasé mal. Estuve hablando con familiares de las víctimas de Madrid, para hacer una información. Terminé tarde de trabajar, así que no pude ir a la manifestación. Pero el sábado estuve delante de la sede del PP, muy cabreado. Fue una concentración ilegal, como dijo algún político, aunque no ilegítima. Nadie nos tiene que legitimar para protestar en ningún momento. Nosotros los legitimamos a ellos, pero eso no significa que ellos tengan que legitimar nuestros actos. Nuestros actos los legitimamos nosotros mismos, que ya somos bastante legítimos.
Me he pasado toda la tarde viendo la tele, un poco cansado porque ayer salimos en Córdoba M., A., M.C., J., Á., que había venido de Madrid, y yo. Primero estuvimos cenando fuera y luego estuvimos en La Cuadra y Salsaya. Entrar a esos pubs debería estar prohibido, sobre todo por la música que ponen. Hay muchas músicas que deberían estar prohibidas, como la salsa, el merengue o toda la nueva música latina. No entiendo cómo a la gente le puede gustar. El otro día estaba en unos grandes almacenes y vi cómo varios jóvenes compraban discos de Bisbal. Me quedé sorprendido. Los grandes almacenes son el mundo real, así que debería ir más a menudo.
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