ADIÓS, ITALIA
Ha llegado el otoño y, de un plumazo, hemos entrado en el invierno. Nada de manga corta ya. Ni de Italia. Ha habido cambios, de nuevo. Cambios de vacaciones por parte de Á. Y cambios, de nuevo, en el trabajo. Ahora no toca sanidad. Ahora tribunales, y sucesos. Así que las lluvias se han convertido, de pronto, en incidentes graves: cuántas ramas caen de los árboles, cuántos charcos se forman con las tormentas, cuántos resbalones causan las lluvias. Todo esto se convierte en noticia, en información, previamente novelado, exagerado.
El lunes pasado estuvimos en Sevilla, R. y yo. Estuvimos de compras. Yo compré un jersey, porque cuando he sacado la ropa de invierno me he dado cuenta de que apenas he sacado nada. El pijama, por ejemplo, tengo que renovarlo. Las gomas me aprietan. Por primera vez, desde el mes de mayo, tengo señales en la cintura cuando me despierto. Y eso es señal de que ha llegado el invierno.
El viernes estuve en el concierto de Migala, todo muy de invierno.
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Suena: Astrud, "Nuestros poetas".
El lunes pasado estuvimos en Sevilla, R. y yo. Estuvimos de compras. Yo compré un jersey, porque cuando he sacado la ropa de invierno me he dado cuenta de que apenas he sacado nada. El pijama, por ejemplo, tengo que renovarlo. Las gomas me aprietan. Por primera vez, desde el mes de mayo, tengo señales en la cintura cuando me despierto. Y eso es señal de que ha llegado el invierno.
El viernes estuve en el concierto de Migala, todo muy de invierno.
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Suena: Astrud, "Nuestros poetas".
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