Blogia
Mi Fracaso Personal

EN DOS CIUDADES

EN MONTILLA

Á. me llamó esta mañana para informarme de cómo van los preparativos del viaje a Valencia. Lo del albergue ya está solucionado: la noche del jueves nos quedamos en una habitación doble, y el viernes y el sábado en una triple. El precio es muy económico, y por lo visto está en el centro de la ciudad. Nunca había tenido ganas de ir a Valencia, pero ahora con los preparativos y todo, pues sí. Á. ha estado navegando en Internet y viendo museos, monumentos y todo eso, aunque en dos días no nos va a dar tiempo de ver nada. Además, esta semana es fiesta en Valencia y nos pillan castillos de fuegos artificiales y cosas típicas del espíritu levantino.

Mis objetivos materiales del viaje son: probar la paella valenciana y beber horchata de chufas auténtica, no como la que venden en el supermercado. Aunque a mí las chufas me saben a rancio, igual que la horchata. A Á. le apetece visitar el Parque de las Artes y las Ciencias, aunque a mí después de lo del Fórum los grandes complejos de ocio no me entusiasman. Además, vale 23 euros, creo. Ya veremos, porque la economía no está demasiado saneada...

Dentro de una hora cogeré el autobús a Córdoba, que esta noche es la fiesta de despedida de Z. y la inauguración oficial del piso de R.R. Hasta ese momento, y si decido no ir al gimnasio, estaré limpiando el piso, que mañana llega Á. y no quiero que lo vea en aspecto 'granja'.

EN CÓRDOBA

Decidí ir al gimnasio, aunque como llevaba varios días sin ir por allí me costó un horror hacer la tabla de ejercicios, así que me limité a montar en la bicicleta estática. Luego, a la salida, telefoneé a Z., que iba a su casa a recoger CDS para la fiesta. Quedé con ella en la puerta del 24 horas que hay junto al periódico y a un par de minutos del piso de R.R., y al pronto llegaron R. y M., que venían para la cena. R.R. se había pedido el día libre en el trabajo, así que llevaba todo el día con los preparativos. Todo perfecto, con sobreabundancia de comida y bebida. A las 5.30 decidimos que ya habíamos terminado la cena, así que bajamos, cogimos los coches y buscamos algún local. Pero como estábamos en Còrdoba, pues nada, no había nada abierto. Z. y M. me llevaron a casa. En un par de horas, Z. cogía el AVE a Madrid, y de allí a Perú, durante un mes. En el momento de bajarme del coche, hicimos el amago de ir a otro sitio, pero nos acordamos de que estábamos en Córdoba...

0 comentarios