Después de Valencia, a los dos días, me fui a Marbella, con mi hermana, que trabaja allí durante todo el verano.
Día 1. Jueves
Salimos de Montilla por la mañana, y a mediodía llegamos a Marbella. Todo muy turístico, con muchos carteles. La entrada me recordó a una ciudad inglesa, todo diseminado y esparcido, lleno de centros comerciales y grandes superficies. Por la tarde, como mi hermana trabajaba, me fui a la playa, que estaba frente a la urbanización. Como en esa cala había algas y el agua estaba sucia porque hay un puerto pesquero muy cerca, decidí cambiar de playa, así que empecé a andar. Atravesé un paseo marítimo de losa, otro de mármol y llegué a otro de tierra, en la Milla de Oro, donde tienen los famosos las mansiones que dan directamente a la playa. Me quedé allí, para ver si veía a alguien conocido, pero nada. A la vuelta más de media hora a pie de nuevo, así que me hice heridas en los pies y he tenido que estar todos los días con tiritas y con los zapatos de deporte. Nada de chanclas.
Día 2. Viernes
Decidí quedarme un poco más cerca, en una cala que hay junto al faro, en el paseo marítimo de mármol, súper turístico, todo lleno de extranjeros. Parecía como si estuviera en Brighton. Todo en inglés, y no se oía nada en español. Como estar en Inglaterra, y yo estoy súper a favor de todo lo inglés. Luego apretó el viento y decidí que ya estaba bien de playa, aunque los extranjeros se quedaran. Así que me fui a dar un paseo por el pueblo, que todavía no había visto nada. Subí por una avenida ajardinada toda de mármol que se llama la Avenida del Mar, y que descubrí que está toda llena de esculturas de Salvador Dalí, así que súperafavor. En Marbella hay una especie de terror, de horror vacui, así que han juntado diez esculturas de Dalí en una misma avenida. Mi favorita es Elefante Cósmico, que es como un insecto lleno de articulaciones, trompa y orejas. Nunca había visto nada parecido. Al final de la avenida estaba la Alameda, donde celebraban la feria del libro. Estuve ojeando los quioscos, para ver si había algo interesante, pero nada, todo carísimo, porque Marbella es la ciudad más cara que conozco. Lo cobran todo, incluso un plano de la ciudad en la Oficina de Turismo cuesta 60 céntimos, así que decidí que no, que no lo compraba porque todo está muy bien señalizado. Me compré un libro de PULP de una colección de estas de grupos de pop, que me costó nada más que dos euros. Estuve mirando a ver si había de otros grupos interesantes, pero no, todo era de Enrique Iglesias, Ricky Martin y cantantes por el estilo. Luego fui al casco histórico, que me recordó mucho a Córdoba porque tiene calles muy estrechitas con adoquines y está todo muy cuidado, pero lleno de restaurantes. Los turistas extranjeros ya estaban cenando a las ocho de la tarde. Fui a una heladería, me compré un helado, y volví al piso, que mi hermana llegaba del trabajo sobre las diez.
Día 3. Sábado
Me desperté sobre las 10.00 y fui con mi hermana a las rebajas, a un centro comercial donde hay una Fnac. Nunca había visto un pueblo con Fnac, así que ahora Marbella es mi pueblo favorito porque tiene de todo: Fnac, Corte Inglés, McDonald, Burguer King, heladerías en todas las esquinas, puerto, esculturas de Dalí, paseo marítimo y un montón de turistas que parece que estás en Inglaterra. Por la tarde cogí el libro de PULP y me fui a la playa que está junto al faro, tendí la toalla y me puse a leer. El libro empieza desde la infancia de Jarvis Cocker y termina con la publicación del Different Class, mi disco favorito de PULP, que lo descubrí cuando estuve en Manchester. Está escrito antes de que editaran This is Hardcore y We Love Life, que es el disco nuevo de PULP que menos me gusta. Me gusta la imagen que Jarvis da de Inglaterra, algo así como si fuese Morrissey, pero de extrarradio, y en lugar de leer todo el rato a Oscar Wilde se dedicara a espiar a la gente y a dar una imagen de país decadente, donde todo el mundo como fishnchips y todas las chicas llevan faldas de tubo. Mi frase favorita del libro es: No puedes comprar experiencia, credibilidad, felicidad, sentido común, amigos, inocencia, verdad y belleza. Pero puedes comprar Common People. Es de un cartel promocional del single que es mi canción favorita del grupo. Por la noche fuimos a Puerto Banús, a los pubs, con unos amigos de mi hermana que conocen a los porteros y a los camareros de los pubs porque han trabajado allí otros veranos. Una copa cuesta diez euros, pero nosotros estuvimos hasta las cuatro de la madrugada y nos salió gratis. Estuvimos casi todo el rato en el Siddartha, que tiene decoración como budista o hindú, todo lleno de cojines y hasta una cama. Ponían todo el rato música de esta nueva R&B, que a mí me suena toda igual. Luego pasamos por el Yola, el Elianne, el Dinio y decidimos que ya era hora de volver a casa.
Día 4. Domingo
Me desperté tarde, almorcé y me fui a la playa, pero decidí coger un autobús para ir un poco más lejos. Cogí el 19, que va en dirección a Fuengirola, y le pedí al conductor que me indicara una parada cerca de una playa que estuviera bien. Me dijo que me parara en Cabopino. Me bajé allí, en medio de la autovía, subí un camino de baldosas que llega a una urbanización, la atrevesé, llegué a un aparcamiento de tierra y ya se veía la playa. No había paseo marítimo ni nada, había unas dunas naturales, un pinar y un cartel que ponía Monumento natural. Bajé una cuesta y empecé a andar por la arena, que ni quemaba ni nada y eso que eran las cuatro de la tarde. Saqué la toalla, la tendí y me tumbé allí. La playa es de esas en las que te metes, empiezas a nadar y no te cubre. Al pronto empezó a llegar gente y todo el mundo se quitaba el bañador, familias enteras. Así que decidí que yo también. Volví al pueblo sobre las nueve de la tarde y fui a un ciber para ver dónde había estado. Me metí en una página sobre playas de Marbella, y yo había estado en las Dunas de Artola (en la foto), un paraje natural protegido, donde no se puede construir y está permitido el naturismo.
Día 5. Lunes
Nos despertamos temprano y fuimos al mercadillo. No me compré nada. Volvimos al piso, almorzamos, mi hermana se fue a trabajar y yo a la playa, a las dunas, que ahora es mi playa favorita de todas, más que Lloret de Mar, Torrox, Torre del Mar, Torremolinos, Fuengirola, Málaga, el Rincón de la Victoria, Tarifa y Bolonia. La mejor de todas, sin duda. Me llevé un libro, El sabueso de los Baskerville, de Arthur Conan Doyle, que había empezado a leer hace meses pero que lo había dejado al tercer capítulo. El libro está bien, muy interesante, aunque las facultades deductivas de Sherlock Holmes están bastante superadas, aunque en su época serían el no va más. Pero como habla de Londres y de Inglaterra, pues me gustó. Cogí de nuevo el autobús 19 de vuelta, 1,59 euros. Llegué a Marbella y me fui a la Alameda, a la feria del libro, a ver si encontraba algo. Me compré un Mágnum Frac, 1,65 euros, en un quiosco del centro, y fui ojeando los puestos de nuevo. No vi nada. El helado un poco cansino, el chocolate muy bueno, pero se cae como si fuera una cáscara. La nata no sabe a nada. Así que compré un helado similar pero de la marca Camy, con chocolate Nestle. Mucho mejor, pero más pequeño. Cansa menos, la nata sabe igualmente a nada pero el cocholate sabe mejor y no se cae. Terminé empachado, y decidí que nunca más haría una cata de helados, porque me di cuenta de que los helados son una barra de grasa fría, y que eso no debe ser nada bueno para el organismo.
Día 6. Martes
Me desperté temprano, sobre las 09.30. Desayuné, cogí el 19 y me fui a la playa por último día. Terminé el libro, el final muy interesante. Volví a Marbella e hice la maleta, porque a las 16.00 volvíamos a Montilla. Por el camino estuvimos escuchando el Popemas, de Nosoträsh, y cuando atravesábamos las rectas de Antequera sentí, por primera vez, un síndrome postavacional fulminante.