Blogia

Mi Fracaso Personal

ADIÓS, ITALIA

Ha llegado el otoño y, de un plumazo, hemos entrado en el invierno. Nada de manga corta ya. Ni de Italia. Ha habido cambios, de nuevo. Cambios de vacaciones por parte de Á. Y cambios, de nuevo, en el trabajo. Ahora no toca sanidad. Ahora tribunales, y sucesos. Así que las lluvias se han convertido, de pronto, en incidentes graves: cuántas ramas caen de los árboles, cuántos charcos se forman con las tormentas, cuántos resbalones causan las lluvias. Todo esto se convierte en noticia, en información, previamente novelado, exagerado.

El lunes pasado estuvimos en Sevilla, R. y yo. Estuvimos de compras. Yo compré un jersey, porque cuando he sacado la ropa de invierno me he dado cuenta de que apenas he sacado nada. El pijama, por ejemplo, tengo que renovarlo. Las gomas me aprietan. Por primera vez, desde el mes de mayo, tengo señales en la cintura cuando me despierto. Y eso es señal de que ha llegado el invierno.

El viernes estuve en el concierto de Migala, todo muy de invierno.

----------------------------------------------------------------------------------------------

Suena: Astrud, "Nuestros poetas".

TODO ME PARECE UNA MIERDA

La ciudad, el trabajo, la crisis. Estoy deseando escuchar la nueva canción de Astrud, "Todo nos parece una mierda".

-----------------------------------------------------------------------------------------------

Nos vamos a Italia. Á. y yo. Del 13 al 19 de noviembre. Ayer estuvimos mirando los billetes de avión por Internet con líneas de bajo coste, pero todo sale carísimo. Saldremos de Madrid el día 13 por la mañana, muy temprano y con mucho frío. Y llegaremos a Roma el mismo día, sobre las 09.00. Estaremos en Roma todo el sábado y el domingo. El lunes, en principio, tenemos previsto ir a Pisa. Ese el objetivo de nuestro viaje: ir a Pisa a visitar a un amigo que está de Erasmus. En Pisa estaremos apenas un día, lo justo para ver la torre inclinada y la catedral, no sé, y la plaza del Duomo. Luego iremos a Florencia otros dos días, y luego volveremos a Roma a coger el avión para Madrid. Y justo a continuación el Ave de vuelta a Córdoba. Será todo muy estresante. Comeremos mucha pasta y pizzas. Probaremos el helado Italiano. Vermos el David de Miguel Ángel y la Capilla Sixtina. Nos quedaremos a dormir en albergues o pensiones baratas. Descansaremos mal, haremos miles de kilómetros y nos pasaremos horas y horas en trenes y autobuses, pero es lo que ahora nos apetece. Ir a Italia una semana.

DESPEDIDAS , ENCUENTROS Y REENCUENTROS

Á. me llamó el jueves por la noche; M. se va la semana que viene a Pisa, de Erasmus, así que ayer lo despedimos. Estuvimos en el campo de Á. Compramos pinchitos, chuletas, panceta. Llegamos a mediodía, preparamos la barbacoa y comimos. Bebimos sangría. Al principio salió un poco fuerte, pero luego la rebajamos con refresco de limón y zumo de piña. Le añadimos frutas en almíbar. Estuvimos haciéndonos fotos, pero aún no he podido descargar ninguna. Quizás, antes de que M. se vaya a Italia, haya otra despedida. Ya veremos.

Ahora estoy en Córdoba. Esta tarde trabajo, hago cierre. Por la noche estuve en el concierto de La Habitación Roja y Chucho. Es la segunda vez que veía a Chucho en concierto; la primera vez fue en el año 98, cuando estudiaba COU. Vine con mi hermana a Córdoba. Chucho acababa de sacar su primer disco, el "78". Ayer apenas tocaron dos canciones de este álbum. Estuve solo.

Por la tarde, cuando venía en el autobús hacia Córdoba, me mandó un mensaje C. S., una compañera de la facultad de Sevilla y que trabaja en Córdoba, pero ahora apenas nos vemos porque tenemos horarios totalmente incompatibles. Le he respondido esta mañana. Y cuando iba hacia el concierto, recibí una llamada de un número que no tenía registrado en la agenda. Pero reconocí la voz en el primer segundo. M. J. está este fin de semana en Córdoba. Es otra compañera de la facultad, a la que no veía desde hace más de un año, desde la fiesta de graduación. Hacíamos todos los trabajos juntos; fue a la primera persona que conocí en la carrera, preguntando al conserje dónde estaba el aula donde empezaban las clases; ahora ha cambiado de peinado, escribe relatos y hace talleres de radio. Apenas supimos qué decirnos; fue como si al cambiar de ciudad hubiéramos cambiado de pensamientos, de vida. Ella conoce a gente que yo no conozco; y yo conozco a gente que ella no conoce. Quedamos hoy para almorzar, pero me ha mandado un mensaje para decirme que no puede hoy, que quizás mañana. Yo le he dicho que ok, que avise cuando pueda. Nuestra conversación será sobre el pasado (qué hemos hecho durante este año, a quién hemos conocido) y sobre el futuro (qué haremos a partir de ahora, cuáles son nuestros proyectos); quizás evitemos el presente, el único punto donde no coincidimos.

Hace un rato, cuando iba a recoger a M. J. al lugar adonde habíamos quedado, me encontré a una compañera del instituto. Ahora trabaja en un banco y vive en Montilla, con su familia. Va todos los días en autobús a Puente Genil a trabajar, así que se está sacando el carné de conducir. Dentro de unas semanas volverá a quedarse en paro. Tuvimos que retrotraernos a los años del instituto para poder hablar de algo: de los compañeros, de las fiestas, de nuestros encuentros. Quedamos un par de veces; ella llevaba un traje de punto rojo, con una falda larga y una gorra del mismo color. A veces me la encontraba cuando iba con sus amigas, y nos poníamos a hablar y las ignorábamos. Ayer apenas supimos qué decirnos. Nos dimos un par de besos; ella se fue a comprar, al mismo sitio donde años atrás se había comprado el traje de punto rojo, en otoño.

Durante la conversación me llegó un mensaje. Lo leí cuando iba por el bulevar, después del encuentro. M. J. no podía quedar para comer. Yo seguí hacia adelante, para ver lo que hacía. Llegué al quiosco que hay al final del bulevar y compré un periódico de compraventa y de alquiler de pisos. Me di media vuelta y volví a casa por calles por las que nunca antes había pasado. Tengo que cambiar de piso esta semana. Ya le hemos avisado al casero que no seguiremos, que el alquiler es demasiado caro para dos personas. El viernes me tomaré un día de vacaciones, el último que me queda. Y quizás el jueves pida día para hacer buscar piso y hacer la mudanza.

R. ya está en España, después de su viaje por Suiza e Italia. Me ha mandado un mensaje esta mañana, antes de que saliera de casa en busca de M. J. Le he dicho que teníamos que buscar piso esta misma semana.

SEPTIEMBRE

SEPTIEMBRE

No he actualizado en todo el mes, y no es que no hayan pasado cosas. Llevamos desde el 1 de septiembre despidiéndonos de los becarios en el periódico. Ayer hubo un almuerzo. Al principio nos apuntamos más de veinte, pero luego nos presentamos apenas diez. Estuvimos en una taberna, cerca de La Corredera. A. no quería ir al chino que hay al lado del periódico, así que D. llamó a la taberna porque conocía al dueño para que nos reservara una habitación. En la taberna hay habitaciones separadas para la gente que reserva. Nos pusieron comida típica cordobesa: salmorejo, bolitas de solomillo, rabo de toro, picadillo de naranja y bacalao. Son un poco cansinos, sobre todo con lo del rabo de toro. Qué asco. Ya no vuelvo a la taberna.

Las despedidas empezaron a finales de agosto. Entonces, ya hicimos un perol en El Arenal, por la noche. Luego seguimos otra noche, otra mañana, otro mediodía. [En la foto, la despedida de L. (izqd.), que mira a B.] Así, conforme se ha ido cada becario. Ya sólo quedan tres, pero cuando vuelva el sábado al periódico ya no habrá ninguno. No sé qué haré a a partir de ahora.

Ayer me dijeron que me renovaban el contrato, por un año. Y R. llega la semana que viene de vacaciones. Entonces nos pondremos a buscar piso.

Mañana voy al concierto de Chucho.

-----------------------------------------------------------------------------------------------

Genís ha cerrado sus diarios.

LA SEMANA

Lunes. Z. llegó el domingo por la noche de Perú, así que el lunes quedamos para almorzar. Estuvimos en un italiano que hay cerca del periódico. Yo pedí lo de siempre, porque la carta viene en italiano y no entiendo nada, así que me pido tallarines al infierno o algo así. Siempre lo mismo. Bebimos dos botellas de lambrusco. Aunque dije que ya no bebería más alcohol, he decidido que sí, que sí bebo vino, sobre todo en este italiano que siempre pido la misma comida y Z. pide lambrusco. Nos estuvo contando cosas de Perú y nos enseñó las primeras fotografías que había revelado. Estuvimos viendo el Machu Pichu y le hicimos muchísimas preguntas. Nos regaló un sol, que es la moneda oficial de Perú y tiene grabados símbolos incas.

Martes. Por la mañana estuve haciendo gestiones. Fui al periódico y estuve allí todo el día. Llamé a Z. al trabajo cuando vi el ABC porque venía una información que teníamos que comentar. Nos indignamos. Luego me mandó un mensaje para ver si nos tomábamos una cerveza al mediodía, pero salí muy tarde de la redacción y ya no quedamos. Toda la tarde haciendo gestiones en el periódico, escribiendo, buscando datos. El anuncio de la huelga de las grúas nos dio mucho trabajo, total para nada, porque ahora la han desconvocado. A.C., una becaria, tuvo que irse al hotel donde los gruistas se reunieron, como si fuese una corresponsal. Luego la llamé y me iba comentando la actualidad, me iba pasando declaraciones, datos, y yo las escribía. Así hicimos la información que al otro día se publicaba. Acabamos tardísimo, más tarde de las once de la noche. Así que cuando salí del periódico no tenía ganas de nada, me volví a mi piso y estuve viendo la tele. Los Juegos Olímpicos. No sé por qué pero la mayoría de los deportes que retransmiten no les interesa a nadie durante cuatro años, pero llegan los Juegos Olímpicos y todo el mundo sabe muchísimo de las elecciones de baloncesto, de balonmano, de waterpolo de un montón de países. Como yo no sé nada, pues veo sobre todo las pruebas que se desarrollan en el agua: los saltos de trampolín, los saltos de plataforma, los saltos de trampolín por parejas, los saltos de plataforma por parejas, los saltos de tantos metros, los saltos desde los otros metros. He descubierto que hay muchísimas variedades, y que la locutora es siempre la misma y hace comentarios como "ha salvado el salto", "se ha desviado un poco", "la china es la favorita" o "este es el saltador más joven que participó por primera vez en los Juegos Olímpicos de Sidney y ganó la medalla aunque no era el favorito". La china es siempre la favorita, y si no lo es luego va y gana. Los españones siempre llevan los trajes y los bañadores más feos, a veces parecen azafatas de congresos. Así es normal que no ganen, porque la organización no querrá que se suban en el podium con esa vestimenta.

Miércoles. Por la mañana, en la redacción, todo el mundo comentaba el partido de baloncesto del jueves entre España y Estados Unidos, pero yo no. Porque habiendo países como Reino Unido, Francia, Estados Unidos o Canadá a mí me da igual que España pierda. Tuve que ir a la estación de trenes a hacer una información y luego volví a la redacción y por la noche ya no salí hasta más de las once, porque tuvimos que hacer otra información sobre las grúas entre A. C. y yo. Ella se fue otra vez al hotel donde se celebraba la reunión. R. llegó el miércoles de sus primeras vacaciones, porque tiene dos turnos. Al mediodía estuvimos almorzando en mi piso, porque como ya tengo aire acondicionado en el salón podemos irnos allí a la hora de comer. Hicimos una ensalada y freímos croquetas. Estuvimos hablando de nuestro proyecto de alquilar un piso a medias, y por lo pronto lo vamos a aplazar hasta octubre, porque el contrato me cumple el septiembre y tampoco quiero comprometerme a un alquiler durante un año sin tener algo asegurado. Cuando por la noche terminé llamé a R., que había salido del periódico antes que yo y había quedado con R. en su casa. Fui para allá, y estuvimos cenando. R. es el anfitrión ideal, y todo lo que puso para cenar estaba buenísimo. Luego nos tomamos una copa y volví a romper la promesa de no beber alcohol. Llegué a casa a las tres y media, me puse el discman con los discos de Carlos Berlanga y me quedé dormido a pesar de todo el calor que hacía.

Jueves. Día de descanso. Me desperté a las nueve. Apenas había dormido seis horas, pero me despertó el calor y el ruido de todas las obras que hay en mi calle. Decidí que iba al gimnasio, pero antes tuve que sacar dinero y pagar la cuota del mes de agosto, que todavía no la había pagado. Llegué al gimnasio sobre las once y media y apenas había nadie. Hice bicicleta, escalones, abdominales y luego algunas pesas, pero casi nada porque como llevaba sin ir al gimnasio semanas no podía levantar nada. Estuve algo más de una hora y luego fui a recoger la cámara de fotos digital, que es una promoción del periódico pero que a los trabajadores nos la dejan más barata. Tuve que andar durante media hora, y cuando llegué a la tienda estaba todo sudando, con la camisa empapada. Compré la cámara y una tarjeta de memoria para almacenar 150 fotos. Por la tarde cogí el autobús y vine a Montilla. Estuve probando la cámara. A ver si puedo convertir este blog en un fotolog.

LA PRENSA

El sábado compré la Rolling Stone del mes de agosto. Es lo único que hice. Estaba en la estación de autobuses de Córdoba, aburrido, porque perdí el bus de las 13.30 que va a Montilla y tuve que coger el de las 17.30. Así que compré la revista. En la portada sale Leonor Watlin, actriz y vocalista del grupo Marlango. En la entrevista no le hacen ni una sola pregunta sobre música. También vienen reportajes sobre Los Planetas, que cumplen diez años como grupo, y con el compositor de Wilco. A ninguno de los dos le hacen preguntas sobre música. Ni a Courtney Love, a la que dedican una página entera. Las preocupaciones de la revista son, por este orden: las drogas y las adicciones de los músicos; el sexo en el rock; la moda en el rock. En una crítica sobre el Sónar aparecen apartados como: "Lo que moló" y "Lo que no moló".

----------------------------------------------------------------------------------------------

Z. ya está en Córdoba. Llegó ayer de Perú. A ver si hoy podemos quedar para comer.

LA BARBACOA

Al final no he ido a Málaga como llevaba pensando toda la semana. Un contratiempo de última hora. Ayer, a las 05.00, cuando llegué del perol que organizaban los becarios del periódico, recibí un mensaje de R. porque se caía el plan de la playa. Así que ahora estoy en Montilla. Llegué sobre las seis de la tarde. No he salido. Mañana llamaré a A, que por la tarde me dio un toque y por pereza, como siempre, no he contestado.

He querido actualizar esto durante toda la semana pero no he tenido tiempo. Tampoco he hecho nada, salvo estar en la redacción. Cada día alrededor de once horas. Quizás me hubiera salido algo demasiado drástico, porque últimamente mis pensamientos han evolucionado desde lo negativo a lo drástico. No sé si dentro de unas semanas seré capaz de tomar la decisión. Ahora ya no lo veo tan claro como cuando me lo planteé en vacaciones.

Anoche, después de salir del periódico (a las once y cuarto) fui a mi piso a soltar el cuaderno,la grabadora y los discos compactos que había escuchado durante toda la tarde, cogí un taxi y fui a El Arenal, el sitio donde ponen la feria. Habíamos quedado los del periódico para hacer un perol. Pusimos cuatro euros y compramos hamburguesas, salchichas, panceta, chorizo, cervezas, tinto, refrescos.

Confluyeron varias conversaciones:

- El arte. Uno de los becarios considera que hay que poner una fecha al arte (!). Es decir, que todo lo que se hizo a partir de la segunda mitad del siglo XX a lo mejor ya no puede llamarse arte, sino que es otra cosa. Lo argumentó bien y podría ser convincente. Para él, arte es, sobre todo, lo figurativo.

- El periódico y el periodismo. La misma persona considera que es posible que el periodismo sea literatura (!!). En nuestro caso, por ejemplo, esta idea es totalmente desacertada, a juicio sobre todo de L, el becario de cierre y que ha de leerse buena parte de las páginas que el resto escribimos. En ocasiones, según L, las páginas no es que no sean literatura, sino que no tienen un objetivo bien marcado, algo que es fundamental en el periodismo.

- La alimentación. A propósito de mi decisión de no beber alcohol. No probé ni la cerveza, ni el tinto, ni el ron. Hoy, cuando me desperté, experimenté una sensación que no había tenido hasta ahora: cansancio en lugar de resaca después de una fiesta. Pude ducharme, desayunar (una manzana) y preparar el bolso para venirme a Montilla sin ningún tipo de pitido en los oídos ni de punzadas en la cabeza.

CAMBIOS

Llegué a Córdoba el viernes por la tarde. Ya han instalado el aire acondicionado en el salón, ahora que remiten las temperaturas. Estuve limpiando el sábado y el domingo por la mañana. Por la noche quedé con R., que ayer cogió por fin las vacaciones, y con A., un amigo suyo. Estuvimos tomando una tapa y después una copa. Bueno, ellos, porque yo he decido que ya no bebo, que no me gusta el sabor del alcohol. Ahora sólo tomaré refrescos, cafés e infusiones, derivados lácteos.

Anoche, después de salir del periódico, R. y yo volvimos a pararnos en el irlandés. Empieza la rutina a la que no quiero volver. Se lo comenté a R., y mi propuesta de octubre en el caso de que esta situación no mejore. En los últimos días R. también ha pasado por momentos personales muy delicados, y ha llegado a la conclusión de que tiene que cambiar. Algo. No lo sabe. Tampoco yo sé realmente qué tengo que cambiar. Estuvimos hablando del otoño, del invierno, de la primavera que vendrán. NO quiero que sea como la que ha pasado.

R. va a hablar con su tía. Vive en su piso, pero ahora se jubila y quizás se vaya un año de viaje. Si es así, podría irme a vivir allí. Formar una especie de familia ficticia. Organizarnos. Ver la tele. Alquilar películas. Conectarnos a internet. Organizar viajes. Le dije que sí. Inmediatamente. Ni lo pensé. Sobre las 02.00 R. cogió el coche y me llevó a casa. Antes de dejarme dimos una vuelta por el barrio para anotar números de teléfono de pisos que se alquilan, por si su tía dice que no. Ya no cumpliré el plan de limpieza que me he propuesto para agosto: ordenar armarios, limpiar muebles de cocina, azulejos, terraza, cristales.

Hoy es fiesta. NO hay nadie en Córdoba. No ha pasado nada. A ver qué hago en todo el día.

HORA A HORA

11.00. Durmiendo. Llamada de Á desde el trabajo. Hay plan para esta noche: ir al cine para ver Kill Bill Vol. 2. No puedo, todavía no he visto Kill Bill Vol. 1. Se disculpa por despertarme. Le digo que tengo el tabaco de A, la profesora de lengua. Desde hace un par de semanas no puedo ir al cine, todo son segundas partes: Shrek 2, Kill Bill Vol. 2, Dirty Dancing 2...

11.15. Desayuno. Leche con cacao y tostadas con mantequilla y mermelada casera de ciruelas.

12.00. Salgo a hacer mandados con el coche. Objetivo: comprar dos garrafas de cinco litros de agua destilada para la plancha, comprar un chaleco reflectante homologado para conducir y un quitasol para la luna delantera del coche. Entregar una multa por estacionamiento indebido que no va a mi nombre en el registro del Ayuntamiento.

12.10. Eroski. No quedan chalecos reflectantes. Una dependienta me informa de que ya se han terminado, y que sólo queda un kit de chaleco, manual de conducción y botiquín para el coche. Precio: 22 euros. Compro las dos garrafas de agua destilada.

12.30. Lidl. No quedan chalecos reflectantes. Me intereso por un Home Cinema que cuesta poco más de 60 euros.

12.50. Día. No quedan chalecos reflectantes.

13.10. Aparco en el centro. Dejo el coche en zona azul sin adquirir tique de estacionamiento y voy al Ayuntamiento para entregar el impreso de haber recibido una multa por aparcamiento indebido.

13.30. Regreso al coche. En un escaparate de un todo a 100, junto al vehículo, hay colgado un chaleco reflectante. Precio: 5 euros. En la etiqueta no se indica que está homologado.

13.50. El Nido del Plástico. Adquiero chaleco reflectante homologado. Precio: 6 euros.

14.10. Llego a casa, con las dos garrafas de agua destilada. Enciendo el ordenador y me conecto a Internet. Abro el Soulseek. “Search”: Carlos Berlanga.

14.30. Almuerzo. Judías pintas con arroz, picadillo y melón. Veo los Simpsons, el telediario de Antena 3 y Homo Zapping.

16.45. Siesta.

17.45. Siesta.

18.45. Termina la siesta. Escucho las descargas. “Vacaciones”, “Coul de soc”, “Lady dilema”, “Wave”, “Impermeabilizado”.

19.30. Llevo el vehículo de nuevo al Shark, un centro para limpiar coches que tiene como logotipo un tiburón. En la zona de aspirado, por 1 euros, elimino el polvo y la suciedad de la tapicería y de las esteras.

20.00. Circulo en dirección a Espejo.

20.30. Circulo en dirección a Montilla. Un tractor me obliga a ir en segunda velocidad.

21.15. Llego a casa. Navego por Internet.

22.10. Cena. Queso, pan, aceite, melón, peras y gelatina de fresa. Veo “Aquí no hay quien viva” y, cuando está en publicidad, “Siete vidas”.

00.15. Ducha.

00.45. Actualización del diario digital.

SUENA: "Impermeabilizado", de Carlos Berlanga

MARTES 10

MAÑANA. Salí a buscar unos cordones azules para las zapatillas, discos compactos para grabar, un cargador para el móvil, velas rizadas para un candelabro. Encontré los cordones en la segunda tienda que pregunté, en una droguería. 0,80 céntimos. Luego descubrí que me venían pequeños. No quedaban velas rizadas en ningún establecimiento. Una caja de 20 cedés me costó 8 euros. No compré el cargador para el móvil. Otra vez. En una tienda costaba 15 euros y tenían que traerlo de Córdoba. Dije que no. En otra tienda costaba 10 euros. Pregunté por alguna oferta para, por fin, renovar el móvil. Fue imposible averiguar cuántos puntos tengo por hacer llamadas. “Pásate por la tarde”, me dijo el dependiente. No he ido. Conclusión: Comprar es un arte.

MEDIODÍA Y SOBREMESA. Almorcé sobre las 14.30. Pollo con champiñones. Viendo los Simpon, el telediario de Antena 3, Homo Zapping y unos minutos de Punto y Medio. Siesta hasta casi las siete. Conclusión: La pereza es un arma.

TARDE. Limpieza del polvo y de la arena que el coche tenía incrustrado desde el mes de enero. Precio: dos euros. Conclusión: La limpieza es un arte.

NOCHE. Cenando, viendo la tele, navegando por Internet. Leyendo diarios atrasados de Genís. Conclusión: A veces un pequeño indicio nos conduce a un descubrimiento imperceptible.

SUENA: "A-68", de Hidrogenesse

LUNES 9

“Las autoridades sanitarias advierten: fumar perjudica su salud y la de los que están a su alrededor”. He cogido la cajetilla de tabaco de A, la profesora de lengua, que está en mi estantería, entre los discos compactos y los libros, junto a “El guardián entre el centeno”. He cogido el móvil. Le he escrito un mensaje: “Tengo tu tabaco. Me lo traí a casa el sábado”. Luego he sido consciente del error: “Me lo traí”. Ahora estará indignada, buscando una explicación al fallo, investigando en el origen del verbo, conjugándolo.

No he llamado a nadie. No me ha llamado nadie. No he consultado el correo. He desconectado el móvil. No he salido de casa. Me asomé por la tarde a la ventana y estaba nublado. Corría viento.

He cuidado la dieta (a medias), porque mi estómago debe odiarme después del fin de semana. Cené fruta, vi la tele y me acosté tarde. Al tumbarme vi que la cajetilla de Fortuna Light seguía en la estantería. “Las autoridades sanitarias advierten: el tabaco es muy adictivo: no empiece a fumar”. Sentí un sabor amargo en la garganta mientras me quedaba dormido.

FAMILIA

Soñando toda la noche. Debió de ser la digestión de la cerveza de la cata, de las coca colas de la feria, del ron y de la masa de churros. No sé el qué, pero soñé. Toda la noche. “Ya no bebo más”, pensé por la mañana. Me desperté pasado el mediodía, sudando, con los auriculares enredados en el cuello y el discman junto a la almohada, con el CD nuevo de Los Planetas. Me estoy esforzando para que me guste, pero casi todas las canciones me parecen caras B de algún single.

Me levanté irascible, sudando. En la estantería había un paquete de tabaco marca Fortuna Light. De A, la profesora, seguro. Se lo guardé durante toda la noche en el pantalón, porque ella no llevaba bolsillos, y debí traerlo a casa cuando Á me dejó con el coche. Tenía que habérselo dado a él, pero se me olvidó. Alguien debió haber entrado temprano en la habitación para recoger la ropa del sábado por la noche. Mamá, seguro. Cuando me desperté estaba preparada para que la llevara al campo con el coche. Celebración familiar. Inauguración de una casa. Comida hasta la noche. Bebida. Cerveza. Vino.

Llegamos casi a las dos. Saludos. Besos. Había platos de embutido, de tomate con anchoas, de queso viejo, de aceitunas rellenas, de almendras saladas. Luego hubo croquetas, flamenquines, chorizo, lomo. Me ofrecieron cerveza. Dije que no. Un hombre vestido de flamenco que escanciaba me ofreció vino. Volví a decir que no. Bebí una pepsi. Comí poco. Me metí en la piscina. Me salí pronto. Me bebí otra pepsi. Comentamos películas, comentamos discos, comentamos canciones, comentamos anécdotas. Recordamos veranos, recordamos comuniones, recordamos cumpleaños, recordamos navidades. Sólo bebí pepsi. Y un café descafeinado.

Novedades de la familia:

1. Las iguanas. Tener una iguana está de moda entre la infancia tardía y la juventud temprana, cuando se buscan rupturas, atrevimientos, experimentaciones. Mi prima A se llevó al campo la suya, Jarata, ataviada con una camiseta de fabricación casera y atada a una correa. En la familia hay otras, al menos dos más, y las que están por venir.
2. El ordenador portátil. Siempre hay alguna novedad por parte de la tía P, que vive en Córdoba y siempre sorprende cuando llega al pueblo con algún cacharro último modelo. Otras veces fueron el robot de cocina que lo hace todo, la aspiradora, el coche deportivo. Y ahora el ordenador portátil. En un par de meses se ha convertido en una experta. Domina la jerga informática, el lenguaje de programación, los tecnicismos.
3. El pastel. La tía A, la menor, preparó dos pasteles, uno de chocolate y zanahorias (últimos coletazos de su pasado vegetariano) y una tarta de manzana. Probé el primero. El relleno tenía un sabor “curioso”, como diría Á. Para la hora del café. La iguana Jarata se mostró entusiasmada por la tarta de manzana.
4. Los móviles. Nokias, ericssons, sonys, con cámara fotográfica, para chatear, plegables, sin saldo, con saldo, de contrato, de tarjeta, con funda, sin funda.
5. La casa. El objetivo del día de campo: la inauguración de la casa de la tía S. Céntrica, cercana al trabajo, con cochera, sótano, buhardilla, baño con jacuzzi, frigorífico de doble puerta, patio, cuarto de estudio, habitación para invitados.
6. El trabajo. El de mi hermana, en Marbella, durante el verano.
7. El coche. Conversaciones a propósito de mi coche, un R5 con mucho más de una década de viajes.

SUENA: "No estaría mal no tener que saber qué es lo que va a pasar", de Astrud

COSAS QUE HICE AYER QUE ME DE CONVENCÍ QUE NO VOLVERÍA A HACER

Cosas que hice ayer que me convencí de que no volvería a hacer:

1. Ir a una cata de cerveza. Volvimos por la noche. Había quedado con Á y con A, la profesora, para ir a la feria de Aguilar de la Frontera, que está a unos diez kilómetros de Montilla. Pero a las 23.30 A no estaba preparada, así que mientras hacíamos tiempo volvimos a la cata de la cerveza. Á no se pidió nada, porque conducía él, pero yo caí de nuevo en el mundo de la San Miguel. Tengo que convencerme de que la cerveza no es nutritiva. Me cansa, me aturde, me duerme.

2. Ir de feria. Habíamos quedado en Aguilar con M, para ir a la feria. Llevaba meses sin ver a M, así que creo que por eso fui casi sin pensármelo. De nuevo bebí alcohol, y por eso no me gusta ir de ferias. Intenté tomar sólo Coca Colas, aunque luego me cueste coger sueño, pero luego, inmediatamente, me pasé al mundo del ron, aunque fueron sólo dos copas.

----------------------------------------------------------------------------------------------

En este diario no estoy contando las cosas importantes que me están pasando. Ninguna de ellas. Ni los cambios irreversibles que se están dando en mi vida cotidiana y que intento llevar con naturalidad, ni el miedo que me deja mudo cada dos por tres, ni lo irascible que estoy últimamente, ni la incertidumbre que me produce el cataclisma profesional que me amenaza, ni mi caprichosa decisión de octubre. Sólo puedo decir que esto último, esta decisión radical y personal que me he propuesto, quizás no sea solamente un capricho. Sospecho que va a ser lo que me distraiga de todo lo demás.

EXPERIMENTOS CON LA CERVEZA

Me desperté tarde, y me acordé de que llevo casi un mes sin ir al gimnasio y de que no he pagado la cuota del mes de agosto, así que ya me habrán borrado y habrán eliminado mi ficha de ejercicios. Cuando vuelva a Córdoba la próxima semana me acercaré por allí a ver qué pasa. Desayuné fruta, porque no me apetecía comer pan y no quedaba Cola Cao para la leche. Luego me metí en Internet, porque no tengo nada que hacer. Desde que llegué de Marbella estoy todo el día dándome crema hidratante porque creí que iba a mudar de nuevo la piel, pero no, todavía conservo la pigmentación morena. A ver cuánto dura. Le doy un par de días.

Me bajé el Soulseek, porque el Kazaa se ha puesto imposible y nunca encuentro nada de lo que busco. La versión que me bajé del Soulseek viene en inglés, así que estuve trasteándolo para ver cómo funcionaba. Estuve bajándome música de Carlos Berlanga y de Hidrogenesse, porque con el Kazaa nunca encontré nada de estos músicos. Pero tengo que terminar de personalizar el programa, porque el escritorio del ordenador se me está llenando de iconos de canciones bajadas y de otras a medio bajar.

Le mandé un mensaje a Á., para ver lo que íbamos a hacer por la noche. Quedamos a las once y media en casa de A., la profesora, y fuimos con el hermano de ella y su novia a una cata de la cerveza. Nos compramos un bono de cuatro consumiciones, con el que teníamos derecho a beber cuatro cervezas de diferentes tipos. Estaban agrupadas por categorías, desde la A, la más cara, hasta la D, la más barata. Con el bono tenías que pedirte una de cada grupo. A. se bebió una del grupo A que tenía sabor a frambruesa, que está bien par un par de sorbos pero que un botellín entero es muy cansino. A mí me tocó una del grupo B, una Alhambra de reserva no sé de qué año, que parecía muy flojita pero que luego cansaba muchísimo, y Á. se pidió una Guiness, del grupo C, que yo la noté muy fuerte. Descubrí que no, que nunca más iba a ir a una cata de la cerveza porque a mí la que más me gusta es la San Miguel normal. Así que me pedí un botellín de ésta y Á. se pidió una de frambuesa, que él le encuentra un “sabor curioso”.

Luego estuvimos en Jarata, donde se estaba bien porque no había mucha gente. Aguantamos hasta las 04.00, a pesar de que la música era malísima. Luego A. me llevó en coche hasta mi casa, escuchando el CD de música clásica que le habían regalado en la cata de la cerveza por comprar un bono de cuatro consumiciones. Llegué a mi casa, me comí un donut que quedaba de hace un par de días con todo el azúcar derretido y escuchando “Contra la ley de la gravedad” me quedé dormido.

SUENA: “No hay nada más triste que lo tuyo”, de Hidrogenesse.

-----------------------------------------------------------------------------------------------

“No me digas que no hay nada más triste que lo tuyo.
Hay miles de cosas en el mundo que son mucho peor.
No me digas que no hay nada más triste.
Una tienda de animales es mucho más triste,
Con los perros en sus jaulas dando vueltas
Y los gatos dando vueltas en sus jaulas.
No hay nada más triste que una tienda de animales.
No me digas que no hay nada más triste que lo tuyo.
Hay miles de cosas en el mundo que son mucho peor.
No me digas que no hay nada más triste.
Un turno de noche es mucho más triste
En la cadena de montaje, esperando la sirena
Con lo peor de Rubí contando sus miserias.
No hay nada más triste que un turno de noche.
No me digas que no hay nada más triste que lo tuyo.
Hay miles de cosas en el mundo que son mucho peor.
Los caballitos pony, eso es mucho más triste.
No hay nada más triste que los caballitos pony".

ES QUE SÍ

Me desperté sobre las 11.00, desayuné y estuve un rato viendo la tele, programas del corazón. Recuerdo que antes ponían espacios infantiles durante las vacaciones, pero ahora nada, sólo hablan de la muerte de Carmina Ordóñez y de la enfermedad de Rocío Jurado. Luego me metí en Internet, para leer algunos diarios. Me metí en la página de Austrohúngaro. Genís y Nacho Canut deberían actualizar ya, de manera inmediata. Astrud tocan mañana en Benicássim, en el pueblo, en plan clocharista. Porque me he enterado tarde, que si no me planto allí, en la plaza de la Constitución, para escuchar el repertorio con ukelele y flauta. Luego pinché en el diario de V., Seis grados de separación, aunque tampoco había actualizado, así que me metí en el de Patata, LoganSan, Supervago y toda esa gente. De tanto leer los diarios me han entrado ganas de ir a Madrid, así que a lo mejor me escapo un fin de semana antes de volver a trabajar, aunque tampoco descarto volver a Marbella la próxima semana, si mi hermana puede alojarme.

Estuve bajándome música por Internet, aunque no puedo bajar música y consultar páginas al mismo tiempo porque el sistema se cae, se ve que el ordenador es ya viejo y no puede con tanto trabajo. Me bajé "Mile End", de Pulp, que aparece en la banda sonora de "Trainspotting", una película que habré visto diez veces. Busqué la letra en Internet y me encantó, porque habla de los suburbios de Londres, de cuando Jarvis Cocker vivió allí en un loft ruinoso. También me gusta el ritmo, como de music hall, algo muy diferente a lo que Pulp suelen hacer pero que ya es una de mis canciones favoritas de este grupo que suena tan inglés pero que es tan poco británico.

Después de almorzar, como volvían a empezar en la tele programas del corazón, me tumbé en la cama a dormir la siesta, y no me desperté casi hasta las 19.00, porque el calor me aturde. Luego cogí el coche y fui con mi madre al supermercado, al Mercadona, y compramos productos de limpieza y luego fuimos al campo, a visitar a mi tía, que ayer fue su día. No me bañé en la piscina ni nada, porque llegamos casi a las 20.00 y ya no daba el sol en la piscina. Bebimos horchata, que después de estar en Valencia he descubierto que me gusta, porque antes no aguantaba el sabor, me parecía un poco rancio. Pero esta marca, Chufi, pues parece que está bien conseguida.

R. me llamó desde el trabajo. Al principio no lo iba a coger, pero luego sí. Estuvimos hablando de las vacaciones, que ella se va cuando yo vuelva al periódico, y le comenté mi determinación de buscar una alternativa para octubre, porque le dije que con Córdoba ya no puedo, y ahora menos que M. se ha ido a Sevilla para siempre y ella se va de vacaciones. A lo mejor se va a Italia, sola, en septiembre. El móvil se me cortó en medio de la conversación, porque tengo la batería mal desde hace más de un año pero nunca lo renuevo, por falta de presupuesto. Estoy esperando una oferta de verdad, porque todas las promociones son un timo.

Estuvimos en el campo hasta más de las 22.00, ya era de noche. Era la primera vez que conducía con las luces encendidas, pero no provoqué ningún incidente. Aparqué bien, a pesar de todo el polvo de los cristales que me impide atender a la circulación con claridad. Cuando llegué a casa y conecté de nuevo el móvil me había llamado Á., porque el día anterior quedamos en que íbamos a tomar algo, pero por culpa del móvil me estoy quedando sin vida social. Tengo que llamarlo hoy para darle explicaciones.

Decidí que sólo cenaba fruta: melón, peras, melocotones y gelatina de fresa del Mercadona. Creo que repetiré este experimento durante el resto del verano, porque con tanto calor se me quita el hambre. Luego estuve viendo la tele un rato, el SuperShow, un aburrimiento. Los productores están tan alejados del mundo real que no saben lo que les gusta a los espectadores. Así que me subí a mi habitación pronto, aunque antes me metí en Internet y estuve consultado páginas de naturismo, sobre todo la de la Federación Española de Naturismo, donde aparecen 205 razones a favor. Me llamó la atención un apartado que se titula “El naturismo promueve la salud sexual”, y en el que aparecen argumentos como:

- “La desnudez no es erótica por sí misma, y la desnudez en grupos mixtos no es inherentemente sexual. Estos son mitos propagados por una sociedad obsesionada por la vestimenta. La sexualidad es una cuestión de acción más que de grado de vestimenta”.
- “La vestimenta realza el misterio sexual y la posibilidad de fantasías sexuales enfermizas”.
- “La vestimenta focaliza la atención en la sexualidad, no la aparta de esta. De hecho, acentúa las formas inmaduras de sexualidad en vez de promover la saludable aceptación del cuerpo”.
- “La desnudez completa está en oposición con la elaborada semi-pornografia de la moda”.
- “Con frecuencia la vestimenta llama la atención hacia los genitales y excita sexualmente”.
- “Las diferencias en las vestimentas de ambos sexos atraen la atención hacia las diferencias sexuales”.
- “La identificación de los pechos como objetos sexuales en nuestra cultura dio origen al desaliento del amamantamiento, favoreció la cirugía estética de aumento mamario y el abandono del examen mamario por parte de las mujeres”.

Todo muy sensato y muy bien argumentado, así que a favor. Sobre las 02.00 me acosté, me puse "Contra la ley de la gravedad", de Los Planetas, para darle una nueva oportunidad y me quedé dormido inmediatamente.

SUENA: "Nunca me entero de nada", de Los Planetas.

CONTRA LA LEY DE LA GRAVEDAD

Ayer todo el día con síndrome posvacacional, porque me ha dado la sensación después de llegar de Marbella de que las vacaciones se han acabado y por el momento no estoy capacitado para volver al periódico. He descubierto que necesito tiempo, que las dos dimensiones auténticas no son el tiempo y el espacio, sino el tiempo y el dinero. Así, como suena. Dinero y tiempo para gastar. Por la noche estuve dando vueltas, sin poder dormir bien, hojeando de nuevo el libro de Pulp que compré en la feria de la Alameda, y escuchando el "Intro", de Pulp, porque casi no recordaba "Razzmatazz", una de mis canciones favoritas de todos los tiempos. Estuve pensando que necesito irme a vivir a un sitio de costa, o al menos a un sitio donde haya movimiento, porque con Córdoba ya no puedo más. Ya veré cómo lo hago, pero me doy de plazo hasta octubre, como mucho, porque me acaba el contrato y entonces tengo que tomar una decisión si no la toman por mí y deciden no renovarme.

Me desperté sobre las 11.00, desayuné y estuve navegando en Internet. Por la tarde ya no sabía lo que hacer, así que me fui a la piscina. Nada que ver con la playa. Estuve hasta casi las siete de la tarde, y entonces me fui al Urende, la única superficie comercial que hay por aquí. Compré un cepillo de dientes, porque me lo había dejado olvidado en Marbella, y estuve mirando los discos compactos. Estaba el nuevo de Los Planetas, que tenía que comprármelo obligatorio, porque desde hace nueve años soy fan de Los Planetas y tengo todos sus discos, aunque el anterior, "Encuentros con entidades", ya me decepcionó un poco. Nada que ver con "Una semana en el motor de un autobús" ni con "Unidad de desplazamiento", los dos mejores. Al final me lo compré, y aunque estaba marcado con 18 euros al final costaba sólo 13. Volví a mi casa y lo puse. No está mal, pero ya no es lo que era. Sí, siguen siendo Los Planetas, pero todas las canciones tienen la misma estructura, y ahora han metido un piano que me recuerda a los Beatles, y como que no. Y hay dos instrumentales, "124", que está bien, pero que podría ser de Manta Ray o de Migala, y "Cumplimentando compromisos contractuales", que debería haberse quedado en una intro, como "Telehueso" en "El escarabajo más grande de Europa", de El Niño Gusano. El disco incluye dos canciones que ya se habían editado, "Experimentos con gaseosa" y "Podría volver", esta última una versión de Bambino, que aquí sobra. Los Planetas nunca habían metido en sus discos canciones que ya se habían editado, y mucho menos una versión que no tiene nada que ver con lo que hace el grupo.

Las demás están bien, pero no aportan nada. No hay ningún hit como "Pesadilla en el parque de atracciones", "El artista madridista" o "San Juan de la Cruz", que salvaban el anterior disco. Tampoco hay pegada, ni nada parecido a "Cumpleaños total" ni "La caja del diablo" ni "La copa de Europa". Recuerdo cuando este grupo hacía canciones como "Un buen día", "Himno generacional" o "Segundo premio". Ya no queda nada parecido. Aunque sigan siendo Los Planetas.

MARBELLA ES ASÍ

MARBELLA ES ASÍ

Después de Valencia, a los dos días, me fui a Marbella, con mi hermana, que trabaja allí durante todo el verano.

Día 1. Jueves
Salimos de Montilla por la mañana, y a mediodía llegamos a Marbella. Todo muy turístico, con muchos carteles. La entrada me recordó a una ciudad inglesa, todo diseminado y esparcido, lleno de centros comerciales y grandes superficies. Por la tarde, como mi hermana trabajaba, me fui a la playa, que estaba frente a la urbanización. Como en esa cala había algas y el agua estaba sucia porque hay un puerto pesquero muy cerca, decidí cambiar de playa, así que empecé a andar. Atravesé un paseo marítimo de losa, otro de mármol y llegué a otro de tierra, en la Milla de Oro, donde tienen los famosos las mansiones que dan directamente a la playa. Me quedé allí, para ver si veía a alguien conocido, pero nada. A la vuelta más de media hora a pie de nuevo, así que me hice heridas en los pies y he tenido que estar todos los días con tiritas y con los zapatos de deporte. Nada de chanclas.

Día 2. Viernes
Decidí quedarme un poco más cerca, en una cala que hay junto al faro, en el paseo marítimo de mármol, súper turístico, todo lleno de extranjeros. Parecía como si estuviera en Brighton. Todo en inglés, y no se oía nada en español. Como estar en Inglaterra, y yo estoy súper a favor de todo lo inglés. Luego apretó el viento y decidí que ya estaba bien de playa, aunque los extranjeros se quedaran. Así que me fui a dar un paseo por el pueblo, que todavía no había visto nada. Subí por una avenida ajardinada toda de mármol que se llama la Avenida del Mar, y que descubrí que está toda llena de esculturas de Salvador Dalí, así que súperafavor. En Marbella hay una especie de terror, de horror vacui, así que han juntado diez esculturas de Dalí en una misma avenida. Mi favorita es Elefante Cósmico, que es como un insecto lleno de articulaciones, trompa y orejas. Nunca había visto nada parecido. Al final de la avenida estaba la Alameda, donde celebraban la feria del libro. Estuve ojeando los quioscos, para ver si había algo interesante, pero nada, todo carísimo, porque Marbella es la ciudad más cara que conozco. Lo cobran todo, incluso un plano de la ciudad en la Oficina de Turismo cuesta 60 céntimos, así que decidí que no, que no lo compraba porque todo está muy bien señalizado. Me compré un libro de PULP de una colección de estas de grupos de pop, que me costó nada más que dos euros. Estuve mirando a ver si había de otros grupos interesantes, pero no, todo era de Enrique Iglesias, Ricky Martin y cantantes por el estilo. Luego fui al casco histórico, que me recordó mucho a Córdoba porque tiene calles muy estrechitas con adoquines y está todo muy cuidado, pero lleno de restaurantes. Los turistas extranjeros ya estaban cenando a las ocho de la tarde. Fui a una heladería, me compré un helado, y volví al piso, que mi hermana llegaba del trabajo sobre las diez.

Día 3. Sábado
Me desperté sobre las 10.00 y fui con mi hermana a las rebajas, a un centro comercial donde hay una Fnac. Nunca había visto un pueblo con Fnac, así que ahora Marbella es mi pueblo favorito porque tiene de todo: Fnac, Corte Inglés, McDonald, Burguer King, heladerías en todas las esquinas, puerto, esculturas de Dalí, paseo marítimo y un montón de turistas que parece que estás en Inglaterra. Por la tarde cogí el libro de PULP y me fui a la playa que está junto al faro, tendí la toalla y me puse a leer. El libro empieza desde la infancia de Jarvis Cocker y termina con la publicación del Different Class, mi disco favorito de PULP, que lo descubrí cuando estuve en Manchester. Está escrito antes de que editaran This is Hardcore y We Love Life, que es el disco nuevo de PULP que menos me gusta. Me gusta la imagen que Jarvis da de Inglaterra, algo así como si fuese Morrissey, pero de extrarradio, y en lugar de leer todo el rato a Oscar Wilde se dedicara a espiar a la gente y a dar una imagen de país decadente, donde todo el mundo como fish’n’chips y todas las chicas llevan faldas de tubo. Mi frase favorita del libro es: “No puedes comprar experiencia, credibilidad, felicidad, sentido común, amigos, inocencia, verdad y belleza. Pero puedes comprar “Common People”. Es de un cartel promocional del single que es mi canción favorita del grupo. Por la noche fuimos a Puerto Banús, a los pubs, con unos amigos de mi hermana que conocen a los porteros y a los camareros de los pubs porque han trabajado allí otros veranos. Una copa cuesta diez euros, pero nosotros estuvimos hasta las cuatro de la madrugada y nos salió gratis. Estuvimos casi todo el rato en el Siddartha, que tiene decoración como budista o hindú, todo lleno de cojines y hasta una cama. Ponían todo el rato música de esta nueva R&B, que a mí me suena toda igual. Luego pasamos por el Yola, el Elianne, el Dinio y decidimos que ya era hora de volver a casa.

Día 4. Domingo
Me desperté tarde, almorcé y me fui a la playa, pero decidí coger un autobús para ir un poco más lejos. Cogí el 19, que va en dirección a Fuengirola, y le pedí al conductor que me indicara una parada cerca de una playa que estuviera bien. Me dijo que me parara en Cabopino. Me bajé allí, en medio de la autovía, subí un camino de baldosas que llega a una urbanización, la atrevesé, llegué a un aparcamiento de tierra y ya se veía la playa. No había paseo marítimo ni nada, había unas dunas naturales, un pinar y un cartel que ponía “Monumento natural”. Bajé una cuesta y empecé a andar por la arena, que ni quemaba ni nada y eso que eran las cuatro de la tarde. Saqué la toalla, la tendí y me tumbé allí. La playa es de esas en las que te metes, empiezas a nadar y no te cubre. Al pronto empezó a llegar gente y todo el mundo se quitaba el bañador, familias enteras. Así que decidí que yo también. Volví al pueblo sobre las nueve de la tarde y fui a un ciber para ver dónde había estado. Me metí en una página sobre playas de Marbella, y yo había estado en las Dunas de Artola (en la foto), un paraje natural protegido, donde no se puede construir y está permitido el naturismo.

Día 5. Lunes
Nos despertamos temprano y fuimos al mercadillo. No me compré nada. Volvimos al piso, almorzamos, mi hermana se fue a trabajar y yo a la playa, a las dunas, que ahora es mi playa favorita de todas, más que Lloret de Mar, Torrox, Torre del Mar, Torremolinos, Fuengirola, Málaga, el Rincón de la Victoria, Tarifa y Bolonia. La mejor de todas, sin duda. Me llevé un libro, “El sabueso de los Baskerville”, de Arthur Conan Doyle, que había empezado a leer hace meses pero que lo había dejado al tercer capítulo. El libro está bien, muy interesante, aunque las facultades deductivas de Sherlock Holmes están bastante superadas, aunque en su época serían el no va más. Pero como habla de Londres y de Inglaterra, pues me gustó. Cogí de nuevo el autobús 19 de vuelta, 1,59 euros. Llegué a Marbella y me fui a la Alameda, a la feria del libro, a ver si encontraba algo. Me compré un Mágnum Frac, 1,65 euros, en un quiosco del centro, y fui ojeando los puestos de nuevo. No vi nada. El helado un poco cansino, el chocolate muy bueno, pero se cae como si fuera una cáscara. La nata no sabe a nada. Así que compré un helado similar pero de la marca Camy, con chocolate Nestle. Mucho mejor, pero más pequeño. Cansa menos, la nata sabe igualmente a nada pero el cocholate sabe mejor y no se cae. Terminé empachado, y decidí que nunca más haría una cata de helados, porque me di cuenta de que los helados son una barra de grasa fría, y que eso no debe ser nada bueno para el organismo.

Día 6. Martes
Me desperté temprano, sobre las 09.30. Desayuné, cogí el 19 y me fui a la playa por último día. Terminé el libro, el final muy interesante. Volví a Marbella e hice la maleta, porque a las 16.00 volvíamos a Montilla. Por el camino estuvimos escuchando el “Popemas”, de Nosoträsh, y cuando atravesábamos las rectas de Antequera sentí, por primera vez, un síndrome postavacional fulminante.

VALENCIA EN TRES DÍAS

VALENCIA EN TRES DÍAS

Día 1. Jueves.
Á. llegó el miércoles a Córdoba al final de la tarde. A las 01.00 cogimos el bus para Valencia. Después de recorrernos íntegramente las provincias de Jaén y Albacete, llegamos a la ciudad del Turia. El albergue estaba en la avenida del Puerto, cerca de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, así que todavía tuvimos que coger un bus de línea. Por fin llegamos al albergue, que era un colegio mayor -el más decadente de la ciudad, seguro-. Subimos a la habitación, soltamos las cosas y a la calle. Á. había quedado con un amigo de su pueblo, F., que trabaja en Valencia desde hace meses. Nos hizo de guía y nos llevó al centro. Entramos a la catedral -un poco fea, de estilo un poco versallesco, justo como no deben ser las catedrales- y nos recorrimos el barrio del Carmen, todo muy bien. F. nos llevó a almorzar a un restaurante italiano, y después al albergue a dormir, que estábamos destrozados. Por la tarde de vuelta al centro, a visitar museos de arte contemporáneo.

Día 2. Viernes.
M., la murciana de Cádiz, llegaba a Valencia a las 13.00, así que por la mañana aprovechamos para ir a la Fnac -todo carísimo-, que estaba cerca de la estación de trenes. La recogimos y fuimos a soltar su maleta al bar donde trabaja F. Luego a ver la ciudad, de nuevo. Estuvimos en el museo de Egipto, que a M. le encanta todo lo que tenga que ver con momias y a mí me parece aburridísimo. También vimos una exposición del hombre salvaje, de cómo la idea del hombre sin educar ha ido evolucionando a lo largo de los siglos. Una exposición total, con proyecciones de fragmentos de películas de Luis Buñuel y David Lynch, y con historietas de la Patrulla X y de otros superhéroes.

Luego fuimos a la cripta donde fue martirizado San Vicente, el patrón de la ciudad y cuya mano se conserva incorrupta y a la vista de todo el mundo en la catedral. Después de ver las ruinas de la cripta, a las 19.00, proyectaban un audiovisual de la vida del mártir. Qué desdichado fue, y cuánto le costó que la iglesia lo considerara Santo, porque sus maltratadores sabían cómo matarlo para que muriera como un cristiano más y sin reconocimientos póstumos. Primero lo descolluntaron y, viendo que resistía, lo asaron a la parrilla, lo torturaron con unas tenazas y lo azotaron atado a una columna, pero nada, el santo seguía cada mañana despertándose, cantando e irradiando luz, una pesadez. Así que decidieron arrojarlo al mar.

El viernes decidimos probar la horchata, una bebida refrescante que sabe a leche de burra, según apreció M., la murciana. (La chica de la foto sabe cómo nos sentimos) Por los caños de Valencia circula más horchata que agua, porque creo que todo el mundo que la prueba decide tirarla por el desagüe. Yo me bebí un vaso de 75 centilitros, al menos, porque estaba fría y estábamos en plena ola de calor. F. también se bebió otro vaso así, Á. uno más pequeño y M. lo tiró a una papelera. Luego nos fuimos a ver la capilla donde se supone que se conserva el Santo Cáliz y que, evidentemente, es falso.

Por la noche cenamos en un McDonald y nos tomamos unas cervezas por el Carmen.

Día 3. Sábado.
El sábado lo dedicamos íntegro a visitar la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Por la mañana estuvimos en el museo de las ciencias, luego estuvimos en el hemisférico, donde nos pusieron una película que se titula "Gran Cañón" y que no tiene ni argumento ni nada y con la que me quedé durmiendo. Por último fuimos al oceanográfico. Al final estuvimos en una exhibición de delfines, un espectáculo muy triste y con el que estoy totalmente en desacuerdo porque hacen trabajar a los animales. Me acordé de todas las canciones de Vainica Doble, Family y Le Mans en las que las ballenas y los delfines son seres desdichados, pero no se lo comenté a nadie porque todo el mundo aplaudía a mi alrededor.

SUENA: “Perezosa y tonta”, de Le Mans.

DIVINAMENTE

DIVINAMENTE

Ella... la más divina, la más total, la más alegre, la más... más, ha muerto. Ella, la única persona con la que hubiera andado el Rocío, con la que me hubiera ido a la Semana Santa de Sevilla. Carmina, cómo me hubiera gustado salir una noche de juerga contigo. Cómo me hubiera gustado que me recomendaras unos somníferos. Mi próxima juerga irá por ti.

SUENA: "Miedo a la muerte estilo imperio", de Astrud.

EN DOS CIUDADES

EN MONTILLA

Á. me llamó esta mañana para informarme de cómo van los preparativos del viaje a Valencia. Lo del albergue ya está solucionado: la noche del jueves nos quedamos en una habitación doble, y el viernes y el sábado en una triple. El precio es muy económico, y por lo visto está en el centro de la ciudad. Nunca había tenido ganas de ir a Valencia, pero ahora con los preparativos y todo, pues sí. Á. ha estado navegando en Internet y viendo museos, monumentos y todo eso, aunque en dos días no nos va a dar tiempo de ver nada. Además, esta semana es fiesta en Valencia y nos pillan castillos de fuegos artificiales y cosas típicas del espíritu levantino.

Mis objetivos materiales del viaje son: probar la paella valenciana y beber horchata de chufas auténtica, no como la que venden en el supermercado. Aunque a mí las chufas me saben a rancio, igual que la horchata. A Á. le apetece visitar el Parque de las Artes y las Ciencias, aunque a mí después de lo del Fórum los grandes complejos de ocio no me entusiasman. Además, vale 23 euros, creo. Ya veremos, porque la economía no está demasiado saneada...

Dentro de una hora cogeré el autobús a Córdoba, que esta noche es la fiesta de despedida de Z. y la inauguración oficial del piso de R.R. Hasta ese momento, y si decido no ir al gimnasio, estaré limpiando el piso, que mañana llega Á. y no quiero que lo vea en aspecto 'granja'.

EN CÓRDOBA

Decidí ir al gimnasio, aunque como llevaba varios días sin ir por allí me costó un horror hacer la tabla de ejercicios, así que me limité a montar en la bicicleta estática. Luego, a la salida, telefoneé a Z., que iba a su casa a recoger CDS para la fiesta. Quedé con ella en la puerta del 24 horas que hay junto al periódico y a un par de minutos del piso de R.R., y al pronto llegaron R. y M., que venían para la cena. R.R. se había pedido el día libre en el trabajo, así que llevaba todo el día con los preparativos. Todo perfecto, con sobreabundancia de comida y bebida. A las 5.30 decidimos que ya habíamos terminado la cena, así que bajamos, cogimos los coches y buscamos algún local. Pero como estábamos en Còrdoba, pues nada, no había nada abierto. Z. y M. me llevaron a casa. En un par de horas, Z. cogía el AVE a Madrid, y de allí a Perú, durante un mes. En el momento de bajarme del coche, hicimos el amago de ir a otro sitio, pero nos acordamos de que estábamos en Córdoba...